Berlín

Una de las cosas por las que destaca Berlín es la gran cantidad de graffiti que posee. Y no estamos hablando sólo de los que cubren lo que queda del muro en la East Side Gallery, sino de todos los que se pueden encontrar paseando por sus calles. A la capital alemana le gusta presumir de su escena alternativa y es que en los muros berlineses han dejado su huella artistas procedentes de todos los rincones del planeta.


 Como muchas cosas en esta ciudad, el estallido del arte urbano se remonta a la época de la Guerra Fría. Cuando la antigua URSS alzó el muro de Berlín, separando la Alemania del Este de la del Oeste, el propio muro se convirtió e el lugar más obvio que tenían los ciudadanos para expresar su frustración. Así que en el lado Oeste el muro se fue cubriendo con pintadas y pinturas, mientras que en el Berlín Este, vigilado, permanecía intacto.


El artista francés Thierry Noir fue el primero que se aventuró a intervenir en el muro para darle color en 1984, por eso hoy  sus pinturas ocupan un lugar destacado en la East Side Gallery (galería de arte al aire libre situada sobre una sección de 1.316 metros en la cara este del muro de Berlín).  En  los ochenta, él vivía en un hospital abandonado que había sido ocupado por artistas, desde el que veía cada día el muro gris… hasta que se le ocurrió pintarlo. En esta foto que hizo él mismo, se puede ver cómo era entonces el muro de Berlín.


A partir de la caída del muro en 1989, fueron muchas nuevas pinturas y graffiti se fueron añadiendo al muro en su lado Este. De alguna manera las imágenes de ambos lados del muro fueron trazando un pequeño mapa de los cambios históricos y políticos que ocurrían en Europa.


El conocido beso del líder comunista Erich Honecker de la RDA con su homólogo soviético Leónidas Breznev, pintado por Dmitri Vrubel, es una de las obras más conocidas de la East Side Gallery.

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